Esto se podría traducir de varias formas, siendo una de estas la optimización de las rutas. Los camiones automatizados estarían capacitados para interactuar con sistemas que indicarían las mejores rutas y las más rápidas. Por otra parte, los vehículos comerciales podrían ser capaces de optimar el frenado, la aceleración y la velocidad. 

Además, estos pudieran comunicarse entre ellos, lo que les permitiría actuar basándose en lo que hacen los otros, reduciendo así los atascos, provocados por la descoordinación entre los conductores por las aceleraciones y las frenadas bruscas.

Otro factor asociado a la reducción del tiempo de ejecución de la tarea, como por el ejemplo la entrega de la mercancía a un proveedor, es que el camión no necesita horas para dormir o descansar, a diferencia de un conductor humano.

Los aspectos mencionados anteriormente se traducirían en un significativo ahorro de combustible, que, según estudios, podría estar entre un 23% y 39%. Esto también implicaría la reducción en los gastos destinados a su compra.

Un punto relevante es que dicha disminución en el consumo de combustibles fósiles reduce notablemente la emisión de gases de efecto invernadero.

Estudios realizados sostienen que el primer gran beneficio de la utilización de los vehículos automatizados es la seguridad. 

Dichas investigaciones revelan que alrededor el 93% de los accidentes de tránsito es debido a errores humanos, aunque la infraestructura y el estado de las carreteras también son factores influyentes en esto. Por consiguiente, la automatización de los camiones reduciría la tasa de accidentes en las carreteras.